"Nunca persequí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón." Fragmento del poema Caminante no hay camino, de Antonio Machado

lunes, 10 de mayo de 2010

Visita a Montemayor del Río

Dedicamos nuestro segundo día de viaje, el jueves 2 de julio, a visitar algunos pueblos pequeños de la zona. Nos han hablado bastante bien de Montemayor del Río, una villa situada 17 kilómetros al sudoeste de Béjar, ya casi en el límite con la provincia extremeña de Cáceres, y que, al parecer, hace un par de años que ha abierto su castillo al público. Por otro lado, mis cuñados y mis hermanas me dan buenas referencias de Candelario, un pueblo que, según ellos, es del mismo estilo que La Alberca, villa a la que volvía el escritor español Camilo José Cela en uno de sus libros.

El sol sale con bastante energía y promete seguirnos a lo largo del día como garantía de buen tiempo. Salimos de Béjar hacia el Oeste y nos vamos acercando a Montemayor del Río por carreteras cada vez más estrechas. Después de pasar por Peñacaballera, la carretera recorre la falda de una montaña pasando en medio de los árboles. Llegamos a la villa tras superar el puente sobre el río Cuerpo de Hombre -que también pasa por Béjar- y lo hacemos sin saber que precisamente en aquel puente el marqués de la zona cobraba el "pontazgo" -impuesto de puente- por cruzar el río. Subimos con el coche hasta la plaza Mayor y dejamos allí el coche en un par de aparcamientos a la sombra.

Me llama la atención la extrema tranquilidad del lugar. Las caras de los ancianos del lugar nos demuestran que no son muchas las visitas que recibe Montemayor del Río pero que cada vez se hace más habitual. Los saludamos con un agradable buenos días -saludo que nos devuelven con mucho afecto-, y damos una vuelta por la parte baja de la villa. Visito algunas calles del antiguo barrio judío mientras mi família se queda delante de la casa consistorial. Nos disponemos a cruzar de nuevo la plaza Mayor para dirigirnos al castillo.

La plaza Mayor tiene en el centro una fuente con una picota, símbolo de poder del marqués de Montemayor. Foto DAVID OSA

Me sigue sorprendiendo el silencio del pueblo. Montemayor del Río no debe de tener más de 200 habitantes y es probable que la media de edad de sus aldeanos sea bastante elevada. De hecho, uno de los edificios que antiguamente sirvió como sede del tesorero de la localidad es ahora un centro de ocio para la tercera edad. Además del turismo, el pueblo también obtiene ingresos con una actividad tan tranquila como es la artesanía del castaño, con la que hacen cestos maravillosos que, extrañamente, no se venden en la villa, sino que son exportados a mayoristas y minoristas de otras poblaciones.

Imagen de la iglesia del municipio. Foto DAVID OSA

Pasamos por delante de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que data del siglo XIII, y continuamos hacia el castillo de Montemayor, conocido en la población con el turístico nombre del Castillo del Paraíso. Algunos dirán que cuando ves un castillo ya los has visto todos, y tienen parte de razón, pero en cada visita aprendes algo nuevo, ya sea por la diferente estructura de la edificación como por las historias y anécdotas que esconde cada uno.

La esplanada que hay delante del foso del castillo permite empezar a disfrutar del castillo durante unos segundos antes de llegar a él. Foto DAVID OSA

Salimos todos encantados, incluso los niños, que días después aún se acordarán del montaje del pozo del castillo, lugar en el que, según las guías, se esconde la luna cuando el sol sale por el horizonte.

El antiguo pozo del castillo acoge en su interior la imagen de una luna llena.
Foto MONTEMAYORDELRIO.ES


Comemos en un restaurante que hay en la carretera que nos lleva a Baños de Montemayor, pueblo ya extremeño. Al acabar, nos dirigimos a Baños y pasamos por allí de forma fugaz para ver de lejos el balneario y las tiendas de recuerdos y artesanía. En nuestra cabeza ya tenemos nuestro siguiente destino: Candelario.

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